La Inteligencia Artificial (IA) cada vez está tomando mayor espacio en nuestras vidas. Quién más, quién menos tiene un robot de cocina, un robot que le limpia el suelo o, simplemente, una pulsera que le cuenta los pasos, las pulsaciones y le avisa si le llaman por teléfono. Es lo que siempre hemos denominado Internet de las Cosas (IOT, por sus siglas en inglés).

La diferencia entre IOT e IA, ¿cuál es? Pues es bastante sutil. Más bien la IOT recopila datos y la IA los interioriza, asimila y actúa en consecuencia. Quizá pueda servir de ejemplo de la unión de la IOT con la IA que un robot limpiador no sólo limpia sino que es capaz de reconocer el entorno donde lo hace. Puede ser.

La cuestión es que la IA está más y más en boca de todos y hasta quienes la impulsan alertan de sus peligros y sus riesgos. Queremos pensar que no se va a tomar a la ligera y que las normas que empiezan a ponerse desde Europa sean el principio de un marco regulatorio sensato para que no haya problemas a medio plazo.

El ChatGPT ha sido una de las herramientas estrella de este año de la que todo el mundo ha hablado. Para los profesionales de comunicación o creadores de contenido supone, a primera vista, una competencia extrema. De hecho, puede ser el fin de muchos trabajos de este tipo si las empresas que los contratan deciden apostar por una IA y dejar al humano para otros menesteres. ¿Quién no lo haría? Fácil, rápido, barato.

Sin embargo, queremos creer que donde esté un humano con alma, se puede quitar una máquina automática que va a una velocidad vertiginosa. Es aquí donde el ChatGPT puede convertirse en un aliado. A fin de cuentas, ¿quién no se documenta para redactar cualquier cosa? Nosotros mismos, con este artículo, hemos buscado en Google la diferencia entre IOT e IA, hemos probado a escribir algo en el ChatGPT y hemos leído, en Google, acerca de él. Es aquí donde está la clave: el ChatGPT puede ser utilizado como una fuente de información más, quizá demasiado categórica, que ordena y organiza, pero, ojo, tampoco creemos que vaya a ser el fin de Google, ya que este buscador contiene muchas voces y en lo plural está la belleza y, a veces, lo veraz.

Las agencias de comunicación tenemos frente a nosotras el gran reto de poner en valor nuestro trabajo, de las personas humanas y con alma, el de la relación basada en la confianza con nuestros clientes y el de saber y que sepan que marcamos la diferencia.