Teletrabajo, el camino a la sostenibilidad

¿Sabías que trabajando desde casa puedes combatir el cambio climático? La Universidad Politécnica de Madrid ha puesto en marcha una serie de estudios que analizan el impacto que tienen medidas como el teletrabajo, el peaje urbano y la re-densificación de las áreas urbanas sobre la sostenibilidad de la Comunidad de Madrid.teletrabajo_proyecto_brisa1

Y es que, aunque España esté en la cola de la Unión Europea en las cifras de teletrabajo (según el INE sólo el 6,7% de los empleados ejercen sus tareas desde casa), esta modalidad está demostrando tener muchos beneficios. El primero es el ahorro de costes. Con la crisis económica, algunas empresas optaron por reducir gastos, dejando a una parte de la plantilla realizar sus tareas desde casa, obteniendo buenos resultados. Así podrían reducir gastos en espacios de oficina y energía.

Ni que decir tiene que, al suprimir el traslado de estas personas hasta sus centros de trabajo, se reducirían los atascos, los desplazamientos en coches particulares, y se descongestionaría la contaminación en los centros urbanos donde se concentran la mayoría de las compañías.

Pero estos no son los únicos beneficios de trabajar desde casa. Cada trabajador podría evitar perder muchas horas de desplazamiento cada semana, en favor de la vida familiar y personal. Esto, unido a cierta flexibilidad horaria, daría como resultado trabajadores más felices, que pueden conciliar la vida laboral con la familiar, y que disponen de más tiempo para su desarrollo personal. Sin duda, estas personas, más satisfechas con la organización de su tiempo, resultan ser notablemente más productivas, y registran un menor porcentaje de absentismo.

Si bien, el teletrabajo eficazmente  gestionado tiene unos resultados muy positivos tanto para la empresa como para el trabajador, también tiene algunas consecuencias negativas. Desde la experiencia de muchas personas que trabajan desde casa, se ha detectado que existe una tendencia a trabajar más horas de las acordadas. Es difícil separar el espacio y tiempo laboral del personal, por lo que el trabajador, por inercia, acaba continuando sus tareas fuera de su jornada. Esto puede darse también debido a un mal entendimiento de los responsables, que creen que la persona debe estar disponible las 24 horas del día y a la transformación del concepto de trabajar, que, parece, ha dejado de ser concebido como una acción, que tiene un principio y un final, y ha pasado a ser un estado.

En  la era de internet, la nube y las nuevas tecnologías, tenemos los medios para desarrollar muchas actividades laborales a distancia, especialmente las que se llevan a cabo en una oficina, pero seguimos viviendo en la cultura del presentismo, en la que se valora más el tiempo que se permanece en el puesto de trabajo, que alcanzar los objetivos marcados.

Está claro que aún queda mucho camino por recorrer. Actualmente en España, según recoge un estudio de la OIT publicado el pasado mes de febrero, sólo el 13% de las empresas contemplan la posibilidad del teletrabajo. Pero si está comprobado que esta modalidad laboral beneficia a las empresas, al medio ambiente, al trabajador y a las familias, no se puede seguir haciendo por inercia lo que se ha hecho siempre. Será necesario reeducar, y seguir luchado por un futuro mejor, más conciliación, y ciudades más sostenibles.

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