Filomena: El espejismo de la recuperación de las ciudades

Quién nos iba a decir que 2021 tendría este inicio. Llega el nuevo año pisando fuerte y todo apunta a que con muchas sorpresas preparadas. Quizá esto nos debería hacer pensar que igual no tenía tanto sentido planificar tanto, ¿para qué? Luego llega Filomena y con su gran nevada se lleva todo lo planeado, aislando pueblos, ganado y obligándonos a una suerte de confinamiento domiciliario en sus primeras horas.

Filomena, sin embargo, ha traído muchísimo color, una especie de luz nueva a quien sabido verla. De un plumazo ha peatonalizado las calles y las ha transformado en plazas, llenas de gente – a pesar de la COVID – y llenas de vida.

Con independencia de que en algunos casos la distancia social no se haya cumplido, si no fuera por eso, Filomena se habría convertido en un estupendo ensayo general de recuperación de las ciudades, dejando en evidencia todo el espacio que ocupa el coche.

En muchos lugares de Madrid la nieve se apila a los lados de las carreteras, en las aceras, y peatón y vehículos tienen la obligación de convivir y compartir el mismo espacio para que los primeros no tengan resbalones innecesarios con las placas de hielo que se forman en muchos puntos de las aceras. ¿Y cómo está siendo esta convivencia? Pues desde mi punto de vista bastante regulera porque se hace desde una relación de superioridad del vehículo privado frente al peatón.

Es cierto que es cuestión de espacio y velocidad, siempre es más sencillo que el peatón se eche a un lado y pase el vehículo a que éste esté de coche escoba hasta que se acabe la calle, pero, ¿algún conductor / a os ha hecho un gesto de agradecimiento?

Ya en su día, con el confinamiento, hablamos del acelerón que había pegado – o debería pegar –  el modelo de ciudad 15 minutos. Esta nevada histórica ha servido también para pensar en ello de nuevo porque si todo el núcleo de nuestra vida y actividad lo tuviéramos a esos 15 minutos no dependeríamos tanto del vehículo privado, podríamos ir a pie y se revertiría el espacio público.

Por desgracia parece que mucho tiene que nevar para que los desplazamientos a pie o en transporte público ganen la batalla al vehículo privado, sobre todo cuando la mayoría de las veces que se utiliza es para recorrer distancias de 2 – 3 km. Debería ser la alternativa a ir a pie y no al revés.

Marta Pano Crego

Fundadora de BRISA, Comunicación Social y Medioambiental

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