El Día de la Tierra

Hoy es el Día de la Tierra. Y, probablemente, nunca antes, en los últimos años, la Tierra ha estado tan al borde la locura como ahora, con una pandemia mundial, la invasión de las langostas en África y un clima tan tenso  – tanto mental como meteorológico -que pareciera que fuera a explotar.

El otro día – ya no recuerdo cuándo porque todos se parecen – llegaban a la Tierra, esa misma Tierra que está buscando su propia mascarilla y una camisa  de fuerza, un equipo de astronautas que había estado de misión espacial cerca de 200 días.

¿Qué pensarían? ¿Cómo puede cambiar el mundo tanto en tan poco tiempo? Cierto que 200 días son muchos días con sus muchas noches, pero, desde luego, nadie podía imaginar esto cuando partieron.

 La realidad, muchas veces, supera a la ficción.

Y ten cuidado con lo que deseas que, a veces, se cumple.

No sé cuándo empezó a coger ese ritmo frenético las sociedades de los países desarrollados. Cuándo nos olvidamos de cuánto es importante todo lo que nos rodea, desde nuestra familia y nuestro entorno más cercano, hasta las personas con las que interactuamos y tropezamos sin querer en el transporte público.

Hemos caminado deprisa mucho tiempo, cabizbajos, iluminados por una pantalla, con el “no tengo tiempo” en la boca, olvidándonos de la sensación que provoca la brisa de verano, el sol que se despierta en primavera, el olor de lluvia del otoño o el chocolate caliente que evoca una tarde de invierno.

Y nos hemos empeñado en buscar vida en otro planeta porque la Tierra se nos quedaba pequeña. Pequeña y obsoleta, porque la forma en la que estábamos viviendo estaba chupándole demasiada energía en su vaivén.

El cambio climático avanza, inexorablemente, destrozando cultivos, especies, provocando la existencia de nuevos migrantes, nuevos desastres y nuevas enfermedades.

Ahora la Tierra sigue girando, cansada, a un ritmo que quiere decir, “llevo mucho tiempo advirtiéndoos”. Quizá este parón por coronavirus nos debería hacer pensar en cómo queremos que sea nuestra vida en la Tierra. La ONU advierte de que ya no podemos esperar más y que con las políticas actuales tampoco vamos a conseguirlo. Dejemos de pensar en hacia dónde huir entonces, cuando ya no quede nada, luchemos, en cambio, por lo que tenemos ahora, por lo que compartimos, comprometámonos en nuestro día a día, para que la Tierra sea el mejor lugar donde vivir, nuestra generación y las próximas que vendrán.

Marta Pano Crego

Fundadora de BRISA, Comunicación Social y Medioambiental

Últimas entradas

Facebook
Twitter
LinkedIn

2 comentarios

  1. El estilo claro de la autora, con esa delicadeza para expresar un tema tan importante y a la vez sensible , nos lleva con su relato a una reflexión profunda de un tema tan de todos en un día tan especial como este. Muchas gracias Marta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *