A veces no basta solo con la intención: De Radar COVID y otras tecnologías

Sí. A veces no basta con la intención y con el querer hacer las cosas. La intención ayuda a moverse, pero si no se sabe bien el camino no se llega a ningún lado. La vida no para de enseñárnoslo.

Leemos con atención que la electromovilidad no acaba de cuajarse en España porque apenas hay infraestructuras de carga. La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) pone a nuestro país muy alejado de la media europea con 18,6 puntos vs 39,9.

Esto hace pensar que, efectivamente, no basta con querer ser respetuosos con el medio ambiente y contar con un vehículo que no contamine si no se facilita su uso normal. Es cierto que la tecnología en este campo tiene que seguir creciendo, pero no lo puede hacer dejando atrás políticas que pongan la base para que pueda ser viable.

Algo parecido ha pasado con la App Radar COVID. Se ha hablado esta semana en los informativos, pero ya se veía venir que no funcionaría. Aunque se le había descargado una cierta masa crítica – que no se sabe si realmente llega a ser crítica, parece que es según quién lo diga – la ausencia de un plan de acción hacia los centros de salud y hacia la ciudadanía ha hecho que sea una app que muchas personas tengan en su móvil sólo ocupando espacio.

Ya en noviembre se sabía que esta app no estaba funcionando. Algunos gobiernos de comunidades autónomas no la estaban apoyando, los códigos no se estaban facilitando y las descargas eran menores de las previstas. Finalmente solo el 2 % de los casos se han comunicado por esa vía.

Entran en juego varios factores, pero la falta de una campaña de comunicación es, a nuestro juicio, la principal causa del fiasco. Igualmente, en una campaña también hay una etapa destinada al seguimiento y, en muchas ocasiones, el no cumplir con los objetivos marcados hace que se cambie el rumbo o que se implemente un cierto plan de contingencias, se cambie el mensaje, el canal o el foco.

Gestionar todo lo que está ocurriendo desde la primavera pasada es muy complejo, a todos los niveles, pero cabe la duda de que no se ha dedicado todo el tiempo que merecía esta herramienta para evitar y rastrear los contagios, establecer un buen plan de acción, de concienciación a la ciudadanía y de formación al personal sanitario.

La tecnología está desarrollada para estar al servicio de la sociedad, para mejorar la calidad de vida, ¿y qué hay más pleno que vivir y evitar el riesgo de enfermar y hacer enfermar a los demás? El coronavirus es un tema de salud pública. De aplicar aquello de “mi libertad comienza donde acaba la tuya”. Nunca el respeto fue tan importante como ahora.

Queda la amarga sensación de haber menospreciado una buena herramienta que podría haber evitado muchas muertes, porque, aunque hayamos deshumanizado las terribles cifras que nos comunican cada día, siguen siendo familias enteras las que viven tragedias que no se merecen.

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